Campo Buchenwald 17 de abril, año 1942.
De un desconocido a
una desconocida…
He encontrado por
casualidades de la vida a alguien que puede entregarte una carta, no sé si fue
mi suerte o fue el destino aunque me gustaría pensar que son puras casualidades
las que me conducen a ti. Aunque mi amigo no es del todo cuerdo, es un buen
hombre y confió en él, tanto como para dejarle una carta que podría significar
muchas cosas y ninguna buena.
Tengo solo un par de
días en este campo, no sé cuál es tu nacionalidad, no se tu nombre, ni siquiera
sé si me vas a meter en problemas por esta carta, pero desde que llegue note
algo, una mirada, tu mirada… Si te soy sincero, sentí que eras para mí. Luego
no pude evitarlo e inconscientemente sonreí, fuiste testigo, bueno tú me viste.
Pero tu mirada sé que quiere decirme algo. Me atrevo a pensar que tu mirada
dice lo que te dice la mía, es que en realidad no puedo evitar pasar y mirarte…
saber que me ves a lo lejos también aunque disimuladamente. A través de todos
es fácil disimular unas lindas miradas como las de nosotros pues solo cuando se
encuentran nuestras miradas, por un instante, solo somos nosotros.
Quisiera disculparme,
puedes pensar que soy parte del problema pero es un problema que no elegí
estar, simplemente las circunstancias del destino me trajeron hasta aquí, pero
la peor circunstancia y quizás la peor encrucijada de mi vida es estar al otro
lado de la moneda donde te encuentras tú. Yo un guardia alemán NAZI y tu… una
mujer judía en un campo de concentración.
Solo antes de
despedir estar carta, arriesgando mi vida pero luchando por lo correcto
quisiera conocer tu nombre…
Nuestras miradas están lejos de
ser entendidas por otros.
Ernst Kaltenbrunner
No hay comentarios.:
Publicar un comentario