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julio 12, 2021

El muchacho y el viejo

 

-Ahorita todo es felicidad, podría decir que las cosas me están saliendo bien- exclamó xxx.
-claro, era obvio que todo marcharía bien, estás haciendo lo correcto y por eso todo está muy bien para ti- con voz cansada dijo el viejo
El viejo no podía creer cuanto había crecido ese muchacho, le pareció que fue ayer cuando lo vio en brazos de su madre, pero no se dejó impresionar por sus sentimientos y salió a dar una vuelta para pensar en las cosas que habían sucedido hace unos días pero que aún daban vueltas en su cabeza, revoloteando y revoloteando. Alicia preparaba la cena en su casa, la cocina tenía pequeñas tazas con forma de vaca  que siempre le gustaron, incluso hasta el techo está inspirado una las manchas negras de una vaca, tenía ese particular gusto desde que era una niña y salía junto a su padre a buscar la leche. XxX luego de una larga ducha, se incorpora en su cuarto y espera la llamada de su madre, Alicia que no gustaba gritar, tenía que hacerlo esta vez, había notado lo extraño que estaba xxx esa semana y de algún modo quiso averiguar qué había sucedido aquel día hablando con ese extraño viejo que sin avisar ni nada llegó a su casa buscando a su hijo.
La cena no dio resultado porque su hijo estaba tan callado ese día y le seguía pareciendo extraño, siempre pensó que su hijo era una persona muy elocuente y siempre manifestaba de manera fortuita su forma de hablar pero ese día estaba habitando otra habitación, en su mente solo pensaba en lo que hablo con el viejo y eso aún lo tiene un poco retraído. Pasaron semanas y XxX seguía son sus deberes aunque ya no era el mismo de antes, como si toda esa alegría que desprendía su ser se hubiese esfumado dejando un aura oscura con una mirada de soledad. En los meses siguiente no hizo más nada que cumplir con sus deberes, esta vez los hacía de manera más eficaz, había adoptado una forma de trabajar como ningún otro, se levantaba antes que el sol saliera y cuando ya el sol empezaba a asomar sus primeros claros de luces XxX estaba listo para iniciar su día de deberes. En vísperas de año nuevo, observa el reloj, de pronto tiene ese mismo sentimiento de incertidumbre que lo invadió meses atrás pero esta vez ya sabía que era. El viejo tocó la puerta de su casa y XxX pelo ambos ojos como si hubiese adivinado los números de la lotería local que dictaban em la radio cada domingo.
- sabía que vendrías.-
-Tendrias la amabilidad de servir un vaso de agua a este cansado viajero- dijo el viejo con voz exhausta.
Xxx se dio cuenta que ya su voz no se escuchaba como la última vez que hablaron, ya le costaba mantenerse en pie y tenía la ropa rasgada y zapatos dispares, XxX no dudo en pensar que parecía un indigente, por unos instantes pensó que todo era mentira y que el viejo solo era un loco que buscaba algo de comida y alojamiento porque las frías noches de la calle ya estaban deteriorando su salud pero en cuestión de milésimas de segundo recordó los meses que habían transcurrido y todo pasó exactamente como el viejo le dijo que pasaría.

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