-Que triste noche, afuera llueve a cántaros- dice Félix observando la vista desde la ventana del hospital- pensé que hoy sería una noche tranquila, desde que desperté no he ansiado más que esperar la noche y mira, no ha parado de llover desde hace un rato-.
-creo que lo mejor es que me acueste, ya va a llegar el doctor- pensó Félix.
Mientras se recuesta de la cama de su habitación Félix no hace más que escuchar la lluvia con un presentimiento, el mismo que ha tenido desde esa misma mañana, algo en su cabeza y en su corazón no están bien, como un zumbido que no deja de atravesar su cuerpo y hace que se estremesca de a poco. Observa el reloj y se da cuenta que aún son las 7 de la noche y se extraña, es raro que no haya llegado ningún doctor a revisarlo cómo es de rutina pero tampoco se apura, ya tiene varios meses en aquel hospital con problemas cardíacos y problemas en sus riñones, que a sus 86 años solo le hacen verse cada vez más cansado, cómo su lucha contra el tiempo para robarle cada segundo, así pasa todos los días desde que está en ese hospital que le produce fatiga, con visitas a diarios de personas diciendo que su mejora está avanzando y el siente que su vida se está apagando, detesta la lastima que pudieron haber sentido alguna vez hacia él.
-Mira ya la hora son casi las 9 de la noche y aún siento el sonido de la lluvia afuera- dice Félix mientras ve el reloj nuevamente- ya en un rato será la hora de dormir-.
Félix se vuelve a inclinar para acomodar su almohada, siempre ha sido de esas personas que no pueden estar cómodos si no acomodan su almohada, pero esta vez solo se acomodó y se durmió.
-Parece que me he dormido pero ¿se habrá ido la electricidad en el hospital? no puedo ver ninguna luz encendida- dice Félix luego de despertar- que extraño, si de verdad se hubiese ido la electricidad este hospital tiene una planta eléctrica-
Justo en el momento que Félix terminará de hablar, escuchó alguien abriendo el pomo de la puerta, pero estaba muy oscuro para detallarlo, casi no podía ver nada más allá de su nariz y aún así escuchaba mientras alguien intentaba entrar a su habitación. Se alertó y le dio un poco de miedo también, no sabía quién era y eso le daba calosfrios.
-Quien anda allí?, Se abra equivocado de habitación porque no esperaba visita de nadie ahora- dice Félix casi en un tono de grito-, muchas veces le costaba alzar la voz por su garganta pero esta vez no tuvo ni siquiera tiempo de pensar, solo se dejó llevar. En ese momento vio que se abrió la puerta y estaba frente a él una mujer alta, pensó que jamás la había visto en su vida pero su cara le resultaba familiar de algún modo, igual no dejo de extrañarse, pues que hacía una mujer tan simpática, en medio de un hospital sin luz eléctrica, y alumbrando su paso solo con un par de velas, en lo que no paró y dijo.
-¿quien es usted señorita?-felix dice-.
-sr Félix, todo estaba oscuro y vine a ver que todo estaba bien aquí- dice la mujer en tono dulce-
¿puedo pasar y hacerle compañía?- pregunta aquella mujer
-Si claro-dice Félix con un tono caballeroso.
jamás dejo pasar la oportunidad para acompañar a una damisela.
-puede pasar y sentarse en la mesa que está junto a la cama- dice Félix a la mujer-.
- Está bien señor Félix, yo seré su compañía está noche- dice la mujer con un tono dulce y entre una sonrisa.
Félix aprovecha la oportunidad y le pregunta
-señorita imagino que ha de tener un nombre tan lindo como su cara y su sonrisa-
-Ada- dice la mujer sonrojada entre una sonrisa-
-Un placer Ada, espero no aburrirte está noche tan oscura- dice Félix-
-una buena compañía jamás aburre Sr Félix- dice Ada.
Así pasan minutos mientras la esperma de la vela se derretía con la llama, Ada y Félix charlaron como dos amigos que tenían tiempo que no se veían, hablaron de cine, películas, canciones, personas, sitios, al escucharlos hablar se podía sentir que algo sucedía, había una especie de conexión en el aire, por un instante Félix a los 86 años sintió como si tuviera la edad de Ada, que a propósito él no sabía que edad tenía ella, solo podía disfrutar de su compañía que duró una buena y larga conversación.
- habrá pasado más de una hora señorita Ada, que pena con usted, no hemos hecho más que hablar de mis tiempos de oro, dónde me sentía capaz de todo, inclusive usted me hizo recordar a mi difunta esposa-felix-.
Se hace un silencio en la habitación luego de esas palabras de Félix, tanto que él mismo pensó por un segudo haber insultado a aquella mujer que para él, le brindo unos minutos de atención que hacia tiempo que no tenía, pues en aquella habitación de hospital se sentía solo, olvidado por su familia que hacía meses no iban a verle, no pudo evitar sentirse un poco triste sobre su vida, intentó desviar la mirada y se enfocó en el reloj de pared que estaba junto a la mesa que, a pesar de estar alumbrada con la poca luz que produce una vela pudo ver la hora.
-que raro, el reloj dice que son las 9:43 de la noche- dice Félix extrañado-
-¿Puedo preguntarle algo Félix?-responde Ada-, casi obviando lo que Félix acababa de decir.
-claro señorita Ada, faltaba más- responde Félix
-¿le gustó la vida que vivió Félix?- pregunta Ada.
Aunque Félix se sintió un poco incómodo pues jamás nadie le había preguntado eso y siendo sincero, él tampoco había pensado mucho en eso, solo recordó... Estuvo varios segundos en silencio mientras pensaba lo que iba a decir. Hasta qué volvió a ver el reloj, recordó que seguía detenido el reloj pero siguió sin importancia y respondió, tras un par de minutos en silencio.
-la verdad, no hay más nada que pueda hacer, ya tengo 86 años y los he vivido siempre como quise, siguiendo mis reglas y haciendo a mi manera, jamás me arrodillé frente nadie, amé con locura a varias mujeres en mi vida, amo a mis hijos y también intenté darles todo lo que estuvo a mi alcance, aunque no estén aquí con visitas frecuentes, no les reprochó nada- dice Félix mientras hace una pausa- ... Creo que he aprendido lo que tuve que aprender, cada caída y cada miedo me enseñaron lo que jamás hubiese podido aprender en libros, siempre fui apasionado por cosas diferentes al dinero o al sexo, aprendí a darle el valor que merecían las cosas, sabiendo que lo material no vale de nada y las cosas que que de verdad tienen algún valor se irán conmigo en mi corazón y en mi mente. Jamás me arrepentí de nada, siempre afronte mis caídas con la frente arriba y creo que estoy listo para irme. Ya se porque estás aquí Ada, ya se porque el reloj se detuvo, ya se porque tenía este presentimiento y es que desde que entraste a mi habitación deje de sentir miedo, simplemente deje de sentir al mundo.-
-Creo que ya es hora de irnos Félix, me alegra un poco saber que te vas siendo libre- dice Ada mientras todo se va haciendo más oscuro para Félix.
-por lo menos la muerte se compadeció de mí y fue tan dulce como un vino añejo...- Félix no pudo sentir más, todo se había acabado.
Hora de muerte 9:42 PM.
Hbre que se encuentra con la muerte y antes de descubrir quién es, habla con ella hasta que muere
Félix: paciente de hospital bhace meses 86 años, nació el 9 de diciembre, buena gente, vida difícil, ha pasado por muchas cosas, esposa muere,